No ha pasado nada en las últimas semanas en el Consejo del Tenerife Baloncesto. Ni bajan las aguas revueltas, ni nada que se le parezca. Todo es invención de un medio de comunicación. Mira que el otro día me dijo Iván Bonales en Radio Marca que si estaba preparado para el desmentido por parte del club y le respondí que sí. Pero de ahí a que el presidente del representativo cestista, José Miguel Martín-Fernández, diga que no ha ocurrido nada y que todo esto se reduce a un pique personal entre quien suscribe y el gerente, Federico García Soto, me parece una pasada.
Martín-Fernández, que ahora le ha cogido cariño al cargo que ocupa, dijo el viernes en Cope Tenerife al compañero Manoj Daswani que el Consejo no está dividido. Que no van unos por un lado y otros por otro. Y que el gerente no está cuestionado. Entonces, ¿por qué no todos los consejeros respaldan la gestión del gerente? ¿Por qué hay consejeros que apenas responden a las llamadas que reciben del gerente?
El presidente las niega todas. Dice que el jefe de comunicación del club, Javier Armas, tampoco ha estado cuestionado. Y eso que en la reunión del pasado lunes el Consejo estuvo una hora debatiendo sobre su continuidad en el club. Incluso, el grupo que amenazó con presentar la dimisión ante el consejero de Deportes del Cabildo, Dámaso Arteaga, manejaba un nombre para sustituir a Armas. Es más, Javier Armas, de cuya profesionalidad nadie duda sino unos pocos en el Consejo, ha salido reforzado de toda esta situación.
Martín-Fernández tampoco reconoce que en la reunión de hace una semana una parte del Consejo, entre los que él se encontraba, puso sobre la mesa la posibilidad de presentarle la dimisión a Dámaso Arteaga, ya que consideran que el Cabildo no tiene que entrar en la gestión y administración del club pese a ser el máximo accionista. Obviamente, niega también que el consejero de Deportes se haya mostrado indiferente a la amenaza de dimisión en una conversación telefónica que mantuvieron el martes. Y le negó a Manoj Daswani que haya consejeros que han manifestado que el gerente no sabe leer un balance de cuentas. Entonces, ¿qué hacía el contable del club, Luis Escobar, en esa misma reunión en la que primero que nada se trataron asuntos económicos?
O sea que el gerente cumple a la perfección con su labor. Que en el propio Consejo nadie duda de ningún consejero por el asunto de las filtraciones. Que nadie duda de ningún empleado del club. Que Dámaso Arteaga no ha tenido que intervenir para poner las cosas en orden y ha dicho claramente que el que se quiera ir que se vaya. Por cierto, la reunión que tuvo lugar el miércoles fue convocada para ver si saltaba el consejero que había filtrado la información a El MUNDO-LA GACETA, porque de patrocinadores se habló muy poquito. Si nada es verdad, porqué tanta preocupación. ¿A dónde mirarán ahora cuando Manuel Hernández Cruz está fuera del club?
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