26 octubre 2005

"...El presidente las niega todas. Dice que el jefe de comunicación del club, Javier Armas, tampoco ha estado cuestionado..."

La gran mentira

No ha pasado nada en las últimas semanas en el Consejo del Tenerife Baloncesto. Ni bajan las aguas revueltas, ni nada que se le parezca. Todo es invención de un medio de comunicación. Mira que el otro día me dijo Iván Bonales en Radio Marca que si estaba preparado para el desmentido por parte del club y le respondí que sí. Pero de ahí a que el presidente del representativo cestista, José Miguel Martín-Fernández, diga que no ha ocurrido nada y que todo esto se reduce a un pique personal entre quien suscribe y el gerente, Federico García Soto, me parece una pasada.

Martín-Fernández, que ahora le ha cogido cariño al cargo que ocupa, dijo el viernes en Cope Tenerife al compañero Manoj Daswani que el Consejo no está dividido. Que no van unos por un lado y otros por otro. Y que el gerente no está cuestionado. Entonces, ¿por qué no todos los consejeros respaldan la gestión del gerente? ¿Por qué hay consejeros que apenas responden a las llamadas que reciben del gerente?

El presidente las niega todas. Dice que el jefe de comunicación del club, Javier Armas, tampoco ha estado cuestionado. Y eso que en la reunión del pasado lunes el Consejo estuvo una hora debatiendo sobre su continuidad en el club. Incluso, el grupo que amenazó con presentar la dimisión ante el consejero de Deportes del Cabildo, Dámaso Arteaga, manejaba un nombre para sustituir a Armas. Es más, Javier Armas, de cuya profesionalidad nadie duda sino unos pocos en el Consejo, ha salido reforzado de toda esta situación.

Martín-Fernández tampoco reconoce que en la reunión de hace una semana una parte del Consejo, entre los que él se encontraba, puso sobre la mesa la posibilidad de presentarle la dimisión a Dámaso Arteaga, ya que consideran que el Cabildo no tiene que entrar en la gestión y administración del club pese a ser el máximo accionista. Obviamente, niega también que el consejero de Deportes se haya mostrado indiferente a la amenaza de dimisión en una conversación telefónica que mantuvieron el martes. Y le negó a Manoj Daswani que haya consejeros que han manifestado que el gerente no sabe leer un balance de cuentas. Entonces, ¿qué hacía el contable del club, Luis Escobar, en esa misma reunión en la que primero que nada se trataron asuntos económicos?

O sea que el gerente cumple a la perfección con su labor. Que en el propio Consejo nadie duda de ningún consejero por el asunto de las filtraciones. Que nadie duda de ningún empleado del club. Que Dámaso Arteaga no ha tenido que intervenir para poner las cosas en orden y ha dicho claramente que el que se quiera ir que se vaya. Por cierto, la reunión que tuvo lugar el miércoles fue convocada para ver si saltaba el consejero que había filtrado la información a El MUNDO-LA GACETA, porque de patrocinadores se habló muy poquito. Si nada es verdad, porqué tanta preocupación. ¿A dónde mirarán ahora cuando Manuel Hernández Cruz está fuera del club?

15 octubre 2005

"...este asunto está afectando, y podría hacerlo en mayor medida, a la unidad del Consejo..."

La trama

Cuando parecía que el asunto de las cheerleaders se había olvidado, resulta que el pasado miércoles se abrió un nuevo capítulo en la primera parte del partido del Tenerife con el Calpe. Según he podido saber, las animadoras, que debutaban ese día como nuevas cheerleaders del Tenerife Baloncesto, se negaron a actuar en la primera parte durante los tiempos muertos, ya que con el atuendo que llevaban corrían el riesgo que se pudiera ver más de lo debido. El gerente preferido de las cheerleaders, Federico García Soto, tuvo que hablar con una de ellas, que eran seis, y convencerla para que actuaran.

El cúmulo de despropósitos por parte del gerente en cuestión o del cuestionado gerente está siendo tal que ha logrado que el consejero David Armas haya presentado su dimisión de la comisión ejecutiva del club. ¿Cómo se puede interpretar que David Armas, persona de total confianza del consejero de Deportes del Cabildo, Dámaso Arteaga, haya abandonado dicha comisión? Y es que este asunto está afectando, y podría hacerlo en mayor medida, a la unidad del Consejo. Ya existen serias discrepancias.

Lo que está claro es que esto no es una perreta del que escribe los Tiros Libres. La cosa va más allá. Más de un consejero cuestiona la labor del gerente. Y, encima, tiene al personal del club sublevado. Ya son cuatro los que se han marchado en tres meses. Tampoco quiere al que lleva la contabilidad. O esto lo frena el Consejo o cuando vayan a hacerlo ya no tendrá remedio. Una cosa es crear un grupo de trabajo y otra es poner el club patas arriba sin criterios lógicos.

De paso, me gustaría recordar que la legislación laboral protege a los trabajadores. Y que el mobbing o acoso moral –físico o psíquico- en el trabajo es una práctica que puede ser penada por las leyes. El acoso moral implica la existencia de un trato degradante y de un daño.

El Consejo de Administración del Tenerife tiene previsto reunirse esta tarde y valorarán las últimas actuaciones del gerente. Por cierto, ¿el gerente presentará por fin el plan de empresa que le han pedido? ¿O llevará de nuevo el dossier de prensa con los Tiros Libres? ¿Su única preocupación será la de quién me cuenta las cosas? Está tan al tanto de lo que aquí se escribe que la semana pasada pidió que se los leyeran por teléfono. No se fía de la gente que tiene en el club.

No quería desaprovechar la ocasión que me brinda este periódico –ya desde hace unos años– para felicitar a Juan Mesa, presidente del CB Hogar Escuela CajaCanarias. Con su decisión de impugnar la asamblea de la Tinerfeña sólo ha conseguido parar el baloncesto dos semanas. Que nadie pueda jugar. Enhorabuena.
En todo esto, por cierto, no existe ningún pique porque pique es resentimiento entre dos o más personas. Lo que existe es una obsesión por el Uni Tenerife como en su día la tuvo con el Cepsa Tenerife, con Paco Apeles, y así será por los siglos de los siglos. Pero lo más sorprendente es que Juan Mesa ha llegado a decir que hay una trama montada por el presidente de la Federación Tinerfeña, Rafael González, del cual ha pedido su inhabilitación. Pero no parará ahí. Tampoco va a dejar tranquilo al presidente de la Canaria, Clemente Mesa. También lo tupe a escritos para ver si lo coge en un renuncio.

Lo que hay que hacer es dejar trabajar a ambas federaciones y quien no esté de acuerdo que exprese su disconformidad en las elecciones. En ninguno de los dos casos, con aciertos y errores, se puede hablar de mala gestión. Por ejemplo, el acuerdo que cerró hace unos días la Federación Canaria con Islas Airways es algo que se pretendía desde hace tiempo y que va a abaratar los costes de los desplazamientos entre islas.